viernes, 14 de noviembre de 2014

El diario en circulación más antiguo de Santa Marta


UNA VISITA A EL INFORMADOR


Era un día lluvioso, como la mayoría de los días del mes de octubre. El sol apenas destilaba pequeños rayos entre las nubes, lo pudimos ver mientras el autobús pasaba por el Ziruma. Para evitar escuchar al conductor decir: "Mercado, Centro, Avenida Libertador, Mamatoco, Bonda", Maira enchufó los auriculares al teléfono y, como no tenía la memoria con música, colocó la emisora en la frecuencia de UniMagdalena Radio. Cuando advertimos que íbamos por la carrera 4ta con calle 22, Ailin miró la pantalla del móvil y leyó: "04:55 pm - martes, 11 de noviembre". Estábamos relativamente cerca pues debíamos bajarnos en la Avenida Libertador, diagonal al colegio Liceo Celedón y a la Registraduría Nacional. 

Al llegar a nuestro lugar de destino, el diario El Informador, encontramos a varios compañeros de clases sentados en el andén, esperando al profesor Javier Charris Fontanilla, de quien decían no llegaría pues tenía 20 minutos de atraso. Lo cierto es que no transcurrió mucho tiempo cuando el susodicho llegó y nos invitó a seguir. El portero, de camisa encajada y zapatos bien embolados, abrió una reja negra de aspecto antiguo y algo descuidada. La fachada del lugar es acogedora. Las paredes tienen un amarillo ocre y rojo ceniza en los bordes, con letras grandes que rezan "El Informador". 

Reunidos en la terraza del periódico, el profesor empezó su disertación, comentado que El Informador es el diario más antiguo que aún existe en la ciudad de Santa Marta (fundado el 7 de agosto de 1958 por José Benito Vives de Andreis, conocido en la ciudad como Pepe Vives tras ser gobernador y empresario) y trayendo a memoria una antigua máquina de imprenta de la que nos había comentado en clases. Se trataba de una linotipia, que se utilizaba colocando letra por letra, fundidas en acero, en una plancha. La linotipia quedó en el olvido luego que se empezara a emplear la rotativa, hace poco más de 50 años. 

Posterior a algunas palabras de reconocimiento por parte del profesor Charris hacia el señor José Vives de Andreis, ingresamos a la recepción del periódico. Allí pudimos observar fotografías a blanco y negro del señor Pepe Vives y su esposa, la señora Silvia Rosa Campos, una sala de tertulias que lleva el nombre del fundador del diario y algunos cuadros con las imágenes de diferentes religiosos. Es menester resaltar que la empresa que publica a El Informador es Editorial Magdalena S.A.

Casi de inmediato ingresamos a una puerta que está al lado derecho de la sala de estar. “Buenas…” saludamos todos casi al unísono mientras la puerta se cerraba lentamente y escuchábamos su crujir. Era la oficina de la gerente del periódico, Rosa Paulina, y nieta del señor Pepe Vives. Lleva laborando 14 años. “¡Cómo pasa el tiempo!” - fue la expresión que el señor Charris y la doctora compartieron. Su labor es básicamente gerencial, claro, teniendo a cargo la parte comercial y administrativa.

Para la parte de publicidad, comenta la doctora, trabajan con tarifas donde consignan el valor de centímetro por columna, de acuerdo a la página y color en que se desee publicar. Realizan las propuestas a la compañía por medio de cartas o personalmente. Si la respuesta es positiva y la empresa desea publicar, envían una carta llamada ‘Orden de publicación’ donde dan la autorización y a nombre de quién se facturará; además, adjuntan el arte que, actualmente, se requiere PDF de alta resolución.

Kevin no se puedo contenerse y le hizo una pregunta: “Si deseo publicar un anunció a color, 5 columnas, en la portada y de 34 cm, ¿cuánto me cuesta?” Inmediatamente la doctora tomó su calculadora y sacó cuentas. “Ese anuncio te cuesta 15 millones, ese es el valor estándar en todo el país, pero nosotros hacemos descuentos pues el mercado de Bogotá se mueve diferente al de Barranquilla y Santa Marta, entonces el descuentos es del 45%, casi del 50%, entonces el anuncio te va a costar 7 millones 500 mil pesos, realmente”.

Los días lunes, viernes, sábados y domingos son los de mayor circulación. Además, la doctora reconoció la importancia de los suscriptores como un ‘colchón’ sobre el cuál se trabajará.

Al salir de la oficina subimos por unos peldaños de madera que crujían desesperadamente, parecía que caerían. En el segundo piso, visitamos rápidamente la sala donde llevan a cabo la papela, la reunión entre periodistas y jefe de redacción para acordar qué temas se cubrirán y quiénes lo harán. Luego pasamos a la sala de redacción, donde estaban laborando cinco personas y donde se hizo especial énfasis en que, en El Informador, cada periodista diagrama su propia página. Allí estaba ‘Alvarito’, quien diagramaba la página de judiciales, Helen, responsable de medios digitales y puente entre el público y el periódico, Insayro, cuyo trabajo es “terminar de arreglar los trabajos o las páginas que hagan los periodistas”, y Edgar, el corrector de estilo.

Cuando Edgar quiso concluir su discurso, todos teníamos los ánimos abajo y sólo queríamos estar en casa esperando que empezara La Voz Kids. Para finalizar, volvimos al lugar inicial, la terraza, y el profesor organizó los grupos de trabajo, recordando la actividad que debíamos entregar hasta el sábado.  

Por: 
Kevin E. Molina
Ailin Navarro 
José Casas
Luz Adriana Genoy 
Maira Villazón 






No hay comentarios:

Publicar un comentario